domingo, 26 de abril de 2009

Todo sea por comer...

Un día volvía de mi última clase dispuesta a darme una ducha, abrigarme, cenar y quedarme en casa porque tenía dolor de garganta. Sin embargo, a cinco minutos de llegar, golpean la puerta y para mi sorpresa… ¡era Jason! Si, el insistidor... ¿quién más podía ser? Creo que voy a empezar a llamarlo "Pesadilla"...
Parece que me había llamado 5 veces en 5 minutos pero como tenía el celular en el bolso no lo escuché… (esta vez de verdad no lo escuché, otras veces le corto nomás).
Bueno, el caso es que me dijo que fuera a cenar con él y un amigo que quería conocerme, que era alguien que trabaja en el gobierno. Yo no tenía muchas ganas, pero al evaluar si me convenía comer una ensaladita de arroz con mayonesa o ir a un restaurante y comer de arriba, creí que la última opción era la mejor.
En el taxi pensaba si este Jason no estará cobrando a la gente para presentarme; ante esta posibilidad me dije que al menos como de arriba a cambio de charlar un rato en inglés… No está tan mal pensé…
Ninguna de mis conjeturas tuvo sentido. Cuando llegamos en lugar de un amigo, ¡eran CINCO! Ninguno hablaba inglés… ¿Para qué quieren conocerme pensé? En ese momento se me ocurrió una nueva posibilidad: ¿me estará vendiendo como dama de compañía?... ¿pero para 5??? En ese caso tendría que pedir algo más a cambio que tan sólo comida… En esto meditaba mientras me subía al auto de uno de ellos con el resto de la comitiva para que nos llevara hasta el lugar donde íbamos a comer.
Mi nueva hipótesis se desmoronó cuando una vez en la mesa, empezaron a charlar entre ellos en chino, hablando de mí al comienzo (podía distinguir algunas palabras), haciendo chistes sobre algo que les parece gracioso de mi persona y que Jason jamás se dignó a traducir. Así que me digné a mirar hacia fuera mientras estos hablaban sobre mí y otros temas, y nadie se molestaba en dirigirme la palabra directamente.
Sólo me quedaba esperar la comida, que lamentablemente tardó bastante en llegar. Durante la cena no pararon de hacer brindis: parece que cada vez que uno quiere tomar un traguito debe invitar a alguien a brindar… esto significa que cada dos bocados tenía que detener mi empresa de alimentarme para brindar con alguno de ellos. Imagínense que me resultaba bastante molesto dado el hambre que tenía.
Así pasó la cena… donde probé un nuevo plato: serpiente. Debo reconocer que no es fea, aunque no la comí toda porque era muy picante. Lo único molesto es que tiene muchas espinitas como el pescado.
Finalmente, me preguntaron (para el final de la cena, me habían dirigido la palabra al menos dos veces) si me gustaba cantar… sabiendo que esa es la pregunta preliminar para ir a un bar de karaoke, contesté en mi mejor chino que no me gusta; luego me encargué de asegurarme con Jason de que iban a llevarme de regreso a la escuela.
Aún hoy sigo preguntándome por qué esta gente quería conocerme si ni se molestaron en hablar conmigo… era más como un monito de circo que querían ver… o ¿quizás Jason me estaba presentando como algo más que una amiga? Total, como no entiendo… yo por las dudas le dí a entender que estaba de novia con otro flaco :P

No hay comentarios:

Publicar un comentario